EL CINE EUROPEO HASTA LA
GRAN GUERRA, LA HEGEMONÍA FRANCESA: LOS LUMIÈRE, MÉLIÈS, Y PATHÉ
La
historia del cine tiene su comienzo con la película Salida de los obreros de la fábrica Lyon Mont-Plaisir, que fue
realizada por los hermanos Lumière y
mostrada al público en el “Salón Indien” de París el 28 de diciembre de 1895,
junto con otros diez cortos, entre los que se pueden destacar Llegada de un tren a la estación de la
Ciotat, El almuerzo del bebé y El regador regado, siendo este último el
primer filme de argumento, así como también el inicio del género cómico.
De
manera general, puede afirmarse que las películas de los hermanos Lumière
tienden a representar la realidad lo más verídicamente posible, teniendo por lo
tanto sus películas un marcado carácter testimonial y documental. Siguiendo
esta característica, se intentaba que los espectadores se llegasen a
identificar con el punto de vista de la cámara, consiguiendo con ello crear una
sensación de desbordamiento de las figuras del plano en el que se
circunscriben; y para conseguir este efecto novedoso se trabajaba el eje
perpendicular de la pantalla con una notable profundidad de campo y, mediante
el movimiento de los personajes, se organizaban los diversos planos que
formarían la futura escala fílmica, partiendo del lejano plano general hasta
llegar al más cercano de los personajes.
Destaca
en gran medida la labor de difusión que realizaron los operadores de los
Lumière por todo el planeta, y de manera
especial en escenas de género, noticiarios y reportajes de viaje; siendo uno de
los más famosos el travelling en
exteriores rodado por Promio, en la primavera del año de 1896, subido a una
góndola que se movía por una canal de la ciudad de Venecia. También se
implicaron en reconstrucciones dramáticas de episodios históricos, como Robespierre, Marat, El duque de Guisa
e, incluso, una Pasión de Cristo.
Pero,
transcurrido el efecto que causaba la novedad, el público empezaba a estar
cansado y aburrido de aquellas repetitivas fotografías animadas que apenas
alcanzaban el minuto de duración. A esto vino a unirse la Guerra de Patentes
impulsada por Edison en EEUU, que dificultaba los rodajes y exhibiciones, y el
incendio producido en el Bazar de la Caridad de París, que fue ocasionado por
la lámpara de un proyector que llegó a abrasar a doscientos espectadores de alta
clase. Estas circunstancias produjeron en 1897 una crisis del cinematógrafo en ambos
lados del Atlántico, de la que difícilmente se recuperaría (llegando a producir
el abandono de las grandes ciudades por parte de los representantes de las
exhibiciones cinematográficas, que tuvieron que establecerse en las barracas de
feria para llevar la novedad del cinematógrafo a las pequeñas localidades), y
que estuvo a punto de acabar con él a los dos años escasos de su existencia.
Desde 1898 los Lumière abandonaron casi por completo la producción fílmica, y
se centraron en la venta de aparatos y de sus películas rodadas anteriormente.
El
otro gran personaje de ésta época es Georges
Méliès (1861-1938), que era un ilusionista y el director del Teatro Houdin.
Méliès aplicó en la máquina de cine sus trucos de magia y hábitos teatrales sin
variar el punto de vista de la cámara. Destacó por la representación en sus obras
de temas de ficción o fantásticos. Sin duda alguna, el gran mérito que se le
debe de reconocer es el gran impulso que dio al cine (salvándolo además de la
grave situación de crisis por la que pasaba) en su papel narrativo y de
espectáculo, para lo cual hizo un buen uso de su mentalidad teatral como
ilusionista, y siendo a la vez, él mismo, el guionista, director, actor,
escenógrafo, productor y distribuidor de su película.
Se
pueden observar dos momentos o estilos en su labor como cineasta: en un
principio, sus películas rodadas en 1896 no innovan con respecto a la tendencia
anterior, sino que continúa la de los Lumière; más tarde, a partir de 1897
(cuando construye unos estudios en su finca de Montreuil, próxima a París), va
a incluir y llevar a cabo sus propios trucos, como el escamoteado o sustitución
de una persona u objeto por otra. Méliès va a recurrir a determinados métodos y
trucos (como por ejemplo la toma a través de un acuario para dar la impresión
de vistas submarinas) para utilizarlos como técnicas de ilusionismo, siendo su
principal aportación el trasvase de los recursos teatrales (como las tramoyas,
escenografías, vestuario, etc.) al cine. Pero, entre sus limitaciones cabe
destacar el hecho de que mantuvo la cámara inmóvil (sin alterar su punto de
vista, ni en el interior de una escena ni entre una y otra toma), la no utilización
del montaje para mostrar distintos puntos de vista, sino haciendo uso de él
para cambiar de cuadro (como en el teatro), y el movimiento de los objetos, en
lugar de la cámara, para trabajar a lo largo del eje longitudinal de la
pantalla.
La
obra principal de este personaje es Viaje
a la Luna, realizada en 1902, que tuvo un enorme éxito comercial y
artístico, y que hizo mundialmente famoso a Méliès.
Méliès
pasó de la producción artesanal de sus obras a la introducción de
planteamientos industriales para incrementar su producción en 1906, manteniendo
una infraestructura de distribución de alcance internacional, pero descuidando
la calidad y fantasía que le caracterizaban, lo que produjo su caída frente a
su rival Pathé, que acabó asociándose con él y produjo algunas obras maestras,
como La conquista del Polo (1912).
Pero, finalmente, frente al gran avance de otros grandes actores y directores
de cine como Max Linder, y Griffith, Méliès acabó declinando, ya que desde 1902
a 1912 su proceso evolutivo en la forma de trabajar se había quedado estancado,
llegando incluso a parecer una antigualla.
La
última figura importante de este período es Charles Pathé, que junto a su hermano Emile fundaron la compañía
Pathé Frères, que desde el año 1897 exportó el logotipo del gallo por toda
Europa y gran parte del planeta. Dejaron al cargo de sus estudios construidos
en Vincennes a Ferdinand Zecca, que al igual que Méliès procedía del mundo de
las variedades, pero, diferenciándose de él, tenía un gran conocimiento de los
hallazgos de la Escuela de Brighton (como el principio del montaje por corte,
que permitía unir varios planos cortos a un plano general para representar
mayor número de matices en una escena), pero que también se apartaba de ella al
comprender que había que abandonar la idea del hombre-orquesta para llevar a cabo
una división del trabajo (en otras palabras, se debía de abandonar el
artesanado para emprender la producción en masa).
Zecca
entendió que debido al abandono de las salas cinematográficas por parte de la
burguesía, debía desarrollar formatos más acordes con las clases populares, por
lo que copió todo lo que había triunfado anteriormente y ensayó nuevas fórmulas
para tratar de atraer el mayor número de espectadores posible, como comedias
galantes, escenas fantásticas, persecuciones cómicas, etc. Aunque no destacaba
por su refinamiento, fue al grano, consiguiendo alcanzar gran efectividad en
las llamadas por él “escenas dramáticas realistas”, consistentes en representar
los crímenes del Museo de Cera Grévin (inaugurado en 1889), o adecuando algunos
de los pasajes más “fuertes” de L’assomoir
de Zola sobre las víctimas del alcohol. Pathè llego a alcanzar un gran éxito
con la Pasión (1902-1905), en la que
participan un enorme número de figurantes.
Pathé
se convirtió en la mayor empresa cinematográfica del mundo entre 1903 y 1909,
siendo Vincennes la más importante proveedora de todas las barracas
cinematográficas del planeta. Se experimentó un enorme crecimiento de los
beneficios, por lo que se abrieron sucursales en las ciudades más importantes
del planeta, como Londres, Nueva York, Berlín, Moscú, Singapur…, iniciándose
con algunas de ellas las respectivas industrias fílmicas en Australia, Japón,
Brasil y la India. Este gran éxito en la expansión “horizontal” (el enorme
número de ventas de las producciones) impulsó que Charles Pathé emprendiera la
expansión “vertical” (llegando a controlar desde la fabricación de la película
virgen y los aparatos hasta las salas en las que se mostraban las obras
producidas), creándose un monopolio nunca antes igualado en otros países).
Desde
1907 Pathé dejó de vender sus películas, concediendo su explotación
exclusivamente a cinco compañías ligadas a sus intereses, por lo que comenzaba
a dedicarse a lo que serían sus tres campos principales: la producción (como
una industria), la distribución por alquiler (considerada como comercio al por
mayor), y la exhibición (que sería el comercio al por menor, a través de la
cual se ponía en contacto directamente con el público). Pero, en 1907 se fueron
produciendo cambios, como el hecho de que las barracas de feria se fueran
sustituyendo por locales estables con un público más exigente, y la
diferenciación de los géneros (declive de lo fantástico, refinamiento de lo
cómico, expansión de lo sentimental y dramático hasta llegar a configurar un cine-novela
más ambicioso de forma progresiva (que será desarrollado de manera notable por
daneses y americanos), y la evolución natural de Pathé, producida por su éxito
en la nueva versión de la Pasión, que
la llevaría hacia el Film d’Art (pudiendo ser éste definido como “Actores
famosos en obras famosas”, acabándose con el anonimato de los actores del cine
primitivo, y pasando al sistema de las grandes estrellas de cine). Léon Gaumont
y la sociedad Eclair se convertirán en los dos principales rivales de Pathé.
Durante
esta etapa, el cine francés tenía tal potencial que en 1910 aproximadamente un
60% y 70% de las películas en el mundo occidental procedían de Francia. Sin
embargo, después de esta superioridad francesa, el cine italiano experimentará
un rápido ascenso, teniendo un rotundo éxito, pero luego, en poco tiempo, su
decadencia fue igual de rápida, concluyéndose con la entrada de Italia en lo
que sería la Primera Guerra Mundial.
Pasada
la Gran Guerra, se producirá la hegemonía de Hollywood, que llegará a imponerse
sobre la devastada Europa, y ésta, caerá bajo la influencia americana,
salvándose de ella excepcionalmente algún país (Alemania y la URSS).
David
Pardo Mañas
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