lunes, 20 de enero de 2014

EL CINE DE AVENTURAS EN EEUU

Existe una tradición de novelas de aventuras en la literatura occidental, derivada de las novelas picarescas y de caballería. Muchas novelas de grandes autores del siglo XIX como Ivanhoe de Walter Scott, Los tres mosqueteros y el Conde de Montecristo de Dumas,  La vuelta al mundo en ochenta días, Miguel Strogoff de Julio Verne,  La isla del tesoro de Robert Louis Stevenson, o El hombre que pudo reinar de Rudyard Kipling, fueron llevadas al cine.

Son sólo unos pocos ejemplos de adaptaciones de novelas de aventuras, pero el cine de aventuras no son sólo las adaptaciones de las novelas de aventuras, es un género muy permeable que recoge un sinfín de películas muy heterogéneas. Al cine de aventuras se pueden adscribir películas de corte fantástico, westerns, de capa y espada, de piratas, historias de mar y muchas más.

Pero en la década de los1910 muchos de éstos géneros aún no habían nacido, en ésta época el cine de aventuras da sus primeros pasos bajo la forma de seriales, series de episodios cortos en los que el personaje experimenta multitud de situaciones. Es el caso de The perils of Pauline, serial de veinte capítulos de 1914 en la que la protagonista es una detective. Los primeros capítulos solían servir de gancho comercial, en los seriales primaba el misterio y los escenarios con trampas, puertas ocultas y malvados enmascarados.

Pese a todo, el género de aventuras de ésta época es contemporáneo sin desarrollar la vertiente histórica, hasta que Allan Dwan  y Fred Niblo sientan las bases del género en 1920 con La marca del Zorro, a la que seguirán Los tres mosqueteros (1921) y Robin de los bosques (1922). A través de la adaptación de las novelas abrieron  la puerta a un nuevo interés del público por filmes que se desarrollen en determinados períodos históricos.

Es así como se desarrollan los temas que reconocemos en el cine de aventuras como cine histórico con Joan the Woman de 1917, The fighting blade de 1923 o Don Juan de 1926. No faltaran las películas de venganzas con las cinco versiones que tuvo desde 1909 a 1922. Ni tampoco personajes bíblicos como Cleopatra 1917 o Los diez Mandamientos de 1923 o Ben Hur de 1927.

Por último se recoge la tradición del XIX de mostrar las bondades del colonialismo, con películas como Las cuatro plumas 1915, o del imperialismo ruso  Miguel Strogoff con cuatro versiones desde 1908 hasta 1926.

Alfonso Bouza García

No hay comentarios:

Publicar un comentario