martes, 21 de enero de 2014


El nacimiento del cine






Al final del siglo XIX había surgido una carrera tecnológica y de patentes, para producir el primer aparato capaz de reproducir imágenes en movimiento. Surgieron una gran cantidad de aparatos con diferente fortuna, pero el primero que cumple con la descripción de ser de reproducir fotogramas en movimiento es el kinetoscopio de Alva Edison. Sin embargo su aparato tenía unas taras que permitió que fuese superado por el invento de los hermanos Lumière. El kinetoscopio era incapaz de grabar imágenes en movimiento y  estaba diseñado para un solo espectador, que debía colocar los ojos en un visor acoplado a una caja donde  se proyectaba la película. Esta visión más práctica para la difusión de imágenes en movimiento, junto con la capacidad de proyectar secuencias frente a una audiencia, terminaron por decantar la balanza en favor del cinematógrafo.

Si bien es cierto que en su primera sesión pública, el 28 de diciembre de 1895, no hubo más de 35 espectadores, su popularidad creció muy rápidamente y la sala tuvo que permanecer abierta de 10 de la mañana a 12 de la noche.

Si bien había nacido el cinematógrafo a lo que ahora entendemos como cine o películas aun le quedaba algo de tiempo para adoptar una forma definida. Hay que entender que Louis Lumière era ante todo un inventor no un artista, y que estaba más interesado en la vertiente científica y en los derechos de autor de su máquina, que en el arte que pudiese hacerse con ella. De hecho las primeras “películas” proyectadas por Lumiére eran secuencias de escasos minutos de duración sin ningún tipo de organización argumental, carecían de guión y de montaje.

Uno de los asistentes a esa primera proyección del 28 de diciembre, era un joven empresario de espectáculos y mago llamado  Georges Méliès. Méliès vio en seguida lo que no había visto Lumiére una nueva forma de entretenimiento nunca antes vista. Ante la negativa de Lumière de venderle uno de sus aparatos, decide modificar un bioscopio de William Paul y comienza a rodar sus primeras secuencias hasta 1897.

 Comienza imitando las proyecciones de Lumière, llegadas de trenes, el aroseur, pero con el tiempo decide filmar los espectáculos de su propio teatro y es ahí donde nace el cine, cuando un soporte se utiliza para filmar un hecho con sentido propio. A trvés de este discurso simple pero efectivo, unido a su habilidad para crear efectos visuales, Méliès comienza a explorar las posibilidades narrativas de su aparato.

 Utiliza el “paso de manivela” para alterar la velocidad de filmación e incluso detenerla y así poder altera los elementos de una toma, creando desapariciones y los primeros efectos especiales. Innova en aspectos como la iluminación y la dirección de actores, entiende la diferencia natural que debe haber entre un actor de teatro y uno de cine mudo, crea las divisiones que luego habrá de seguir el cine como la diferenciación entre producción rodaje y edición.

Con todos estos avances en 1902 estrena Le voyage dansla Lune, cuyo plano de la luna con un obús en un ojo forma parte de la historia del cine.

En 1897 los hermanos Lumière comienzan a comprender el enorme potencial que tiene su invento y deciden ponerlo a la venta y de dedicarse a la producción de cinematógrafos y película, dejando la vertiente creativa a disposición de los primeros emprendedores del cine, como el señor Pathé que exportó el invento por todo el mundo. Pronto se instaura por los países más desarrollados de Europa, Asia y América, con una burguesía hambrienta por nuevas sensaciones y avances tecnológicos. Lo que comenzó como una curiosidad científica pronto se convertiría en una industria que movería millones y que se estructuraría de forma diferente en cada país. 

En Europa surgen una serie de productoras independientes y de impulso privado que dependen de los fabricantes, en Estados Unidos hasta la primera década del siglo XX la industria del cine se monopolizará bajo la forma de trust encabezada por Edison, que controlaba la producción,  la distribución y la proyección de las películas a través de la famosa Motion Picture Patents Company, y pese a su desaparición por orden judicial, este sistema de comprender la industria cinematográfica ha pervivido hasta nuestros días.












Alfonso Bouza García



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