EL CINE DE AKIRA KUROSAWA
No podemos analizar el
cine japonés sin detenernos unos momentos en la figura de Akira Kurosawa,
seguramente uno de los directores japonés más influyentes de la historia del
cine, pese a que lo mejor de sus obras sean posteriores a 1950, haremos un
breve recorrido por su filmografía
destacando sus películas más características. Este director marcó un estilo que
llegó mucho más lejos de las fronteras de Japón, de él tomaran influencias
directores como Kubrik, Lucas o Leone, entre otros.
Y es que Kurosawa tenía un forma de dirigir
muy particular, basada en una obsesión por los detalles, esta búsqueda de la
perfección se ve reflejada en lo cuidad de los encuadres, las transiciones y el
uso del color. Como peculiaridades podemos destacar su empleo de varias cámaras a la vez y el empleo de objetivos de
focal larga, no sólo para destacar a los actores del fondo, sino que él creía
que así ellos trabajaban mejor.
Kurosawa nación en 1910
y murió en 1998, esto le permitió desarrollar una extensa carrera, con más de
treinta películas como director. Comenzó a trabajar en el año 30 para la
productora Toho en 1938 como ayudante de dirección y en 1942 dirigió su primera
película, La leyenda del gran Judo, obra muy influenciada por el régimen de la época.
La película narra el proceso de aprendizaje y
los duros sacrificios que debe sufrir un estudiante de judo. En ella se
ensalzan los valores tradicionales del
pueblo frente a una burguesía occidentalizada corrupta, pese a lo evidente de
su mensaje sufrió la censura del gobierno japonés de la época.
Su siguiente film fue La
más bella de 1944, una película propagandística rodad como semidocumental
que expone la vida de una trabajadora en una fábrica de lentes militares, y el
duro esfuerzo que realiza para aumentar la producción en tiempos de escasez. En
1945 el estudio Toho lo presionará para que realice una segunda parte de La leyenda del gran Judo, otra película
propagandística que no destaca en la carrera de su director.
Al concluir la Segunda
guerra Mundial Akira Kurosawa se rebela, reniega de sus orígenes y del régimen
anterior, al que denunciará en obras como No
añoro mi juventud de 1946. En 1948
rueda El ángel ebrio, que trata la
complicad relación de un médico del extrarradio con un miembro de la Yakuza
japonésa. Esta es una película precursora
de temas que luego serán tratados en otras obras de Kurosawa, además de
su primera colaboración con Toshiro Mifune, actor que colaborará activamente
con Kurosawa. Tras las presiones que sufrió del régimen imperial de
desvincularse del Japón tradicional Kurosawa se sumergirá de lleno en el Japón
tradicional para rescatar la figura del samurai, entorno en el que se
desarrollan sus mejores películas.
Seguramente la primera
obra de su filmografía que trascendió las fronteras fue Rashomon, de 1950. Ambientada en el Japón del siglo XII nos propone
una trama de cine policiaco. En esta película se narra el asesinato de un
samurái a través de cuatro fuentes distintas, exponiendo cada una diferentes
caras de una misma historia.
Siguiendo el camino
abierto por Rashomon, se decidió a rodar Los
siete samuráis de1954, película que cuenta cómo un grupo de samuráis son
reclutados por unos campesinos para que los defiendan de unos bandidos.
Kurosawa construye un relato épico, y lo aborda como un trabajo de actores, a
lo largo de las más de tres horas y media de película vemos la evolución de los
personajes en un entorno que pese a estar situado en Japón, contiene los elementos
básicos de un western. Tal vez sea esta faceta de la película la que
consiguiese su éxito internacional.
Mucho más tarde en los
años setenta Kurosawa se atrevió a dar el salto a Holywood, y particpo en
proyectos de gran envergdura como Tora!Tora!Tora!,
de 1968. Pero será en 1975 cuando se le conceda el óscar a mejor película de
lengua extranjera con Dersu Uzala, una película biográfica sobre la vida del
cazador Vladimir Aserniev. Cuenta la vida de un cazador siberiano que vive en
armonía con la naturaleza. La película es un himno en defensa de los valores
ecologistas y en contra de la civilización que destruye la naturaleza.
Por último hablaremos
de una de sus últimas películas, la superproducción que fue Ran de 1985. Esta película es una
adaptación de la obra de William Shackespeare, El rey Lear. Kurosawa sustituye la Inglaterra medieval por el Japón
feudal, donde un Damyo se halla ante
la difícil situación de repartir sus tierras entre sus tres hijos. A su muerte
éstos entraran en luchas fraticidas que
lo único que consiguen es destrozar sus propias tierras. Esta película puede
ser considerada la obra cumbre de Kurosawa, en ella se conjugan elementos de Lo siete samuráis, o Rashomon, junto a un despliegue de medios
espectacular. Cabe resaltar el absoluto dominio del color a lo largo de la
película, fruto de un profundo estudio de la luz.
Alfonso Bouza García
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